El de Ginebra es uno de los aeropuertos que está más cerca del comienzo de la caminata. Desde allí hay varios servicios de transporte para llegar a Chamonix, así que no es necesario irse a… Más
Previa al Lanín
[Spoiler: todo lo que digo es acorde a mi experiencia personal. No soy una profesional de la montaña ni nada por el estilo. Sólo soy una chica a la que le gusta caminar y trata de hacerlo de la manera más segura que puede. Este posteo apunta a ayudar a gente que tenga ganas de hacer el ascenso – contratando guías que se encarguen de la logística – pero no está segura]
Volcán Lanín
Después de casi dos años de no ir a Argentina de visita, el casamiento de mi hermano y el de una gran amiga del secundario fueron la excusa perfecta para volver. Y entre esos dos grandes eventos, decidí subir el Lanín. Mi amigo Juan, a quien le gustan las montañas desde siempre, se sumó al plan junto a su amigo de la infancia Matías. A ellos dos les debo todas las fotos que subo a este post: yo ni loca me sacaba los guantes!
Sierra Nevada: en la cima de la península Ibérica
El 31 de diciembre de 2016 llegué a la cima del monte Toubkal, la montaña más alta del norte de África. Si bien subí y bajé sana y salva, toda la experiencia fue una completa inconsciencia: no tenía la ropa adecuada, mis botas de trekking eran de suela blanda, no había usado crampones nunca en mi vida, no tenía un casco ni piolet. Sólo mi campera era impermeable. Mis guantes de lana me habían salido 1 euro en Primark. No había chequeado las condiciones meteorológicas ni el estado de la nieve. No tenía guía y me confié en las huellas que dejaban los demás. Nunca se me cruzó pensar que podría haber riesgo de avalanchas. No tenía suficiente comida para atacar la cima. Tuve incluso la soberbia de llegar a pensar que los demás que subían la montaña llevaban bastones y piolet innecesariamente.
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Hace frío y está oscuro.
Vengo de una ciudad donde con 5°C se declara ola polar. En donde si llovía mi papá me decía “llueve mucho, ¿es necesario que vayas a la facultad hoy?” o se cancelaban los planes con amigos. Si me guiara por eso en Holanda, estaría encerrada la mayor parte del año. Seguir leyendo “Hace frío y está oscuro.”
Sobre extrañar
Algo que me preguntan al menos una vez por semana es si extraño mucho Argentina. Mi respuesta siempre es “no” y no puedo evitar sentirme un poco culpable por no extrañar cosas de mi país. Seguir leyendo “Sobre extrañar”
Montañas
El 31 de diciembre de 2016 llegué a la cima de una montaña por primera vez en mi vida. La experiencia me resultó medio traumática y me prometí nunca más subir una montaña, una promesa no tan difícil de cumplir cuando vivís en el país más chato del mundo. Sin embargo, algunos de mis siguientes viajes incluirían caminar hacia arriba.
Ámsterdam es mi casa.
Ámsterdam es mi casa. No es que Buenos Aires o Eindhoven no lo sean, pero en Ámsterdam me terminé de romper en pedazos y los pude volver a unir. Seguir leyendo “Ámsterdam es mi casa.”
Sobre zanahorias y sentadillas.
Nunca fui deportista ni atlética, ni inquieta. Dejé de hacer deporte cuando terminé el secundario. Y sólo había hecho porque era obligatorio. Nunca comí sano, nada de frutas ni vegetales. Carne, papa y pan fueron los pilares de mi alimentación. No sé si esto fue por ser una niña mimada caprichosa, por tarada o porque realmente nada me gustaba. Mi metabolismo y juventud me hicieron pensar que sería flaca para siempre, pero en algún momento eso cambió sin que me diera cuenta. Los flotadores se hicieron más notorios y los pantalones dejaron de cerrar. E igual seguía sin darme cuenta.
Tarda en llegar y al final hay recompensa
La decisión de irme de Argentina fue muy impulsiva. Tenía un trabajo que me hacía sufrir todos los días. Llegaba a la oficina y quería llorar. Comía medialunas por la angustia al menos tres veces por semana. Durante bastante tiempo traté de encontrarle la vuelta: lo hablé mucho con colegas, compañeros e incluso jefes; pero no vislumbraba otra solución que buscar otro trabajo. En eso, a N. le ofrecen trabajo en Ámsterdam.
Resoluciones
Hace no mucho me cayó la ficha de algo muy obvio e importante: hay que hacer todo lo posible para ser feliz. Hay que tener proyectos y hacer lo que se pueda para concretarlos. Los proyectos no tienen por qué ser ambiciosos, son sólo cualquier cosa que nos de satisfacción.